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domingo, 11 de septiembre de 2022

Areas culturales de Mesoamérica





Olmecas

La cultura Olmeca es también conocida como la madre de las culturas de Mesoamérica y representa una de las más antiguas que poblaron y florecieron en el Continente Americano, especialmente en el Trópico. Existe evidencia Olmeca desde hace al menos 3,000 años.

Una de sus majestuosas obras son las cabezas colosales que representaban los retratos de quienes gobernaban los trópicos en lo que ahora son los estados de Veracruz, Tabasco, Oaxaca y Chiapas en México. La cultura Olmeca debió estar bien organizada y bien adaptada para vivir en los  trópicos. Sabemos que algunas de las cabezas colosales, de unas 40 toneladas de peso, en ocasiones tuvieron que ser transportadas cuesta arriba a distancias de hasta 60 km.

Algunos experimentos realizados, como el de Bougon en Francia, para levantar y jalar un bloque de 32 toneladas por una distancia de 40 metros, necesitaron de aproximadamente 250 hombres. Otro experimento realizado en Nias en Indonesia, requirió de la asistencia de 325 hombres para mover cuesta arriba un monumento de 9 toneladas por una distancia de 4 kilómetros con un promedio de un kilometro por día.

Para que los Olmecas pudieran realizar este tipo de actividades, además de estar bien organizados, debieron también estar bien alimentados, con excedentes de alimentos que permitieran a artesanos e ingenieros dedicarse exclusivamente a sus actividades como tallar la forma de las cabezas y moverlas largas distancias respectivamente.

¿Qué comían? ¿Cuáles eran sus fuentes de alimento? ¿Cuáles eran esos excedentes de alimento? Aunque desconocemos gran parte de sus las formas de subsistencia, sabemos que por el año 1400-1250 A.C. los Olmecas, ya utilizaban el maíz pero no representaba una parte significativa de su dieta, por otra parte, eran sedentarios pero no hay evidencias claras de agricultura sino de una práctica mixta de cultivo, caza, pesca y recolección de recursos silvestres.

Zapotecas: La cultura zapoteca fue una antigua civilización mesoamericana que habitó el territorio mexicano del actual valle de Oaxaca y el istmo de Tehuantepec, entre 500 a. C. y 900 d. C. 

Los zapotecas creían que su pueblo procedía del cielo y se llamaban a sí mismos “binni záa” que significa “la gente de las nubes”, nombre que hacía referencia, además, a su asentamiento en tierras montañosas altas.

Su organización política y social estaba atravesada por las creencias religiosas y sus expresiones artísticas tenían rasgos bélicos y ceremoniales. Los zapotecas fundaron la ciudad amurallada de Monte Albán, a partir de la cual expandieron su estado y conquistaron a sus pueblos vecinos.

La antigua civilización zapoteca habitó el valle de Oaxaca, las sierras del norte del valle y parte del Istmo de Tehuantepec, en el sur del actual México. Se desarrolló durante los periodos Preclásico y Clásico de la historia mesoamericana, entre los años 500 a. C. y 900 d. C.

Sin embargo, luego del declive de la civilización zapoteca (con capital en Monte Albán), la cultura perduró a lo largo de los siglos a través de poblaciones pequeñas que continuaron habitando la región. Hoy en día, más de 800.000 personas se consideran descendientes zapotecos.

Mayas

Tras largas migraciones, diversos grupos tribales se establecieron en un extenso territorio de aproximadamente 400,000 km2. Este territorio comprende los actuales estados mexicanos de Yucatán, Campeche, Quintana Roo y partes de Tabasco y Chiapas, así como Guatemala, Belice y las porciones occidentales de Honduras y El Salvador.

A la gran variedad geográfica del área corresponde una notable diversidad cultural e histórica, pues los mayas no son un grupo homogéneo, sino un conjunto de etnias con distintas lenguas -aunque todas provenientes de una lengua madre-, costumbres y formas de vinculación con su área.

Pero la economía, la organización sociopolítica, las construcciones y las obras escultóricas y pictóricas, así como Ios conocimientos científicos y la religión de los grupos mayances, presentan semejanzas que permiten considerarlas como producto de una misma cultura.

La historia prehispánica de los mayas cubre casi 3,500 años, desde el establecimiento de las primeras aldeas, hacia el 2000 a.C., hasta el sometimiento paulatino a la Corona española, en los siglos XVI y XVII d.C. 


Teotihuacanos 

La teotihuacana es una de las culturas más relevantes de Mesoamérica, no sólo porque dio lugar a uno de los asentamientos más grandes y complejos de la época prehispánica, sino porque sus miembros fueron capaces de aglutinar con eficiencia los logros culturales que habían venido dándose por siglos entre los grupos que les antecedieron. 

Además, los teotihuacanos lograron generar vigorosas manifestaciones culturales que les darían prestigio y que en adelante formarían parte de la vida cotidiana y ritual de los pueblos del Centro de México, a tal grado que aún después de su abandono los pueblos de la región consideraban Teotihuacan como un lugar sagrado.

En su esplendor, Teotihuacan poseía una población y una infraestructura urbanas de tales magnitudes, que no tuvieron paralelo hasta el surgimiento de Tenochtitlan. En el Clásico, Teotihuacan fue la población más importante de Mesoamérica y atraía gran-des cantidades de visitantes; llegó a ser la sexta ciudad más grande del mundo, sólo detrás de lugares como Cons- tantinopla y Alejandría. 

En su apogeo, la ciudad tenía una población de cerca de 100 000 habitantes. Para ese entonces el área urbana alcanzaba 20 km2 y contaba con cerca de 2 000 conjuntos de departamentos –en cada uno de los cuales vivían entre 20 y 100 individuos– de distintos tamaños, de acuerdo con la posición social de sus ocupantes. 

La teotihuacana era una sociedad muy compleja en la que además de una poderosa clase dirigente –con capacidad de organizar la construcción de monumentos que se encuentran entre los de mayores dimensiones de la época prehispánica–, había distintos grupos con tareas específicas: sacerdotes, administradores, artistas, artesanos –con diversas especialidades como elaboración de piezas de cerámica, herramientas de obsidiana, albañilería, etc.– y agricultores.

Toltecas

La tolteca fue una cultura que logró trascender su tiempo y ser considerada un modelo para las sociedades mesoamericanas que la sucedieron. El vocablo toltécatl, utilizado para referirse a los habitantes de Tula, llegó a utilizarse tanto para designar a los pueblos civilizados y educados como a aquellas personas con habilidad para las artes y los oficios. 

No obstante esta imagen de pueblo creador, lo que sin duda eran, los toltecas fueron un claro ejemplo de las sociedades militarizadas que, a partir del Posclásico Temprano (900-1200 d.C.), dominaron el escenario cultural mesoamericano. 

El tolteca, cuya sede se encontraba en la ciudad de Tula, Hidalgo, fue uno de los grupos más importantes de Mesoamérica, por lo cual es posible encontrar elementos característicos de esa cultura –como la cerámica y la arquitectura– en distintas regiones, y principalmente prácticas rituales y preceptos ideológicos asociados sobre todo a la legitimidad de los gobernantes, de tal forma que a semejanza de lo que ocurrió en épocas anteriores con grupos como los olmecas y los teotihuacanos, es posible considerarla una cultura mesoamericana en sentido amplio.

Esa dispersión habría sido consecuencia de varios factores, entre los cuales el intercambio parece haber sido el principal. Asimismo, es posible que en ciertos territorios Tula haya ejercido algún control militar. El gobernante más importante de Tula fue Ce Ácatl-Topiltzin-Quetzalcóatl, y las tradiciones sobre sus actos y su reinado lo muestran con una interesante mezcla de atributos humanos y divinos. 

Este gobernante condujo con sabiduría los destinos de la ciu- dad y es, en cierta medida, responsable por la fama de sus habitantes, pues introdujo el conocimiento de las artes. Ante una serie de problemas, que a la postre condujeron a la caída de la ciudad, abandonó Tula para dirigirse a la costa del Golfo, donde desapareció y por donde, según las tradiciones, algún día regresaría.

Huastecos

Cuando grupos de mayas emigraron hacia la región de Pánuco, hacia 2000 a.C., nació la civilización huasteca. Posteriormente, algunos grupos nahuas se establecieron en la región y adoptaron las tradiciones de los huastecos, a tal grado que, de manera general, se habla de los cuextécatl (huastecos) para designar a todos los habitantes de la Huasteca.

La Huasteca es una región de tierras bajas y cálidas que ocupa el extremo norte de la franja costera tropical y húmeda a orillas del Golfo de México. Al occidente limita con las laderas de la Sierra Madre y al norte con la Sierra de Tamaulipas. Este territorio presenta mayor diversidad de la que podría atribuírsele a primera vista. Las llanuras ocupan casi toda la parte norte y alternan al sur con colinas de arenisca calcárea más dura. La actividad volcánica, apaciguada desde hace mucho tiempo, dejó en diversos sitios escurrimientos de lava y filones de basalto que la erosión ha puesto en relieve. Las zonas montañosas son atravesadas en gran parte por torrentes caprichosos, de crecientes enormes y brutales, mientras que grandes ríos perezosos dibujan sus meandros entre llanuras pantanosas.

Los mexicas dieron a la Huasteca, al igual que a otras tierras cálidas y húmedas, el nombre de Tonacatlalpan, “tierra de comida”, porque creían sin duda que estas regiones eran muy fértiles. También pensaban que este nombre se justificaba por la gran variedad de plantas cultivadas en las partes cálidas de la vertiente del Atlántico, como maíz, frijoles, calabazas, calabacines y diversos chiles, además de raíces y tubérculos (yucas, camotes, jícamas y arum) y numerosos frutos. Pero los huastecos, sobre todo agricultores, practicaban el cultivo de temporal en zonas quemadas, sin irrigación.

La recolección ocupaba un lugar predominante en la Huasteca. Por ejemplo, se recolectaba arum (el quequéxquic de Sahagún), chiles pequeños (Capsicum frutescens) y el fruto silvestre del Brosimum alicastrum (alimento importante durante las hambrunas), etc. También se recolectaba miel silvestre, ostras de las lagunas costeras y mariscos que el mar dejaba en las orillas arenosas. Asimismo, se recolectaba sal, en especial en la laguna de Chila.

La caza debe haber tenido un lugar importante. Además de los animales que se cazaban para el sustento, había otros apreciados por el uso estético y ritual de su piel o plumaje: el jaguar, el ocelote, el águila, la guacamaya y los periquitos. La pesca debe de haber sido intensa en las cercanías de las lagunas y los grandes ríos.

Los huastecos ocupan actualmente sólo un área pequeña de la Huasteca, una franja oblicua discontinua que va desde el noroeste del estado de Querétaro hasta los pozos petroleros en las cercanías de Tamiahua, en Veracruz. Desde la Colonia, han sido expulsados paulatinamente de las llanuras propicias para la ganadería y se han aferrado a las laderas de la sierra volcánica de Otontepec (Veracruz), a los lomeríos de Tantoyuca (Veracruz), a las colinas de Tancanhuitz y de Tanlajas (San Luis Potosí) y, finalmente, a una pequeña parte de la Sierra Madre, más allá del pueblo de Aquismón (San Luis Potosí).

La antropología física y la lingüística establecen un nexo indiscutible entre los huastecos y la gran familia maya, pero, desde un punto de vista cultural, los huastecos se distinguen de todos los demás pueblos mayas. La lengua huasteca pertenece a la familia maya, pero aparentemente ha estado aislada desde hace 3 000 años, como lo confirman los cortes estratigráficos realizados tanto por Gordon F. Ekholm como por Richard S. MacNeish. Cabe suponer que hacia 1000-1500 a.C. los pueblos mayas ocuparon la costa del Golfo de México. Más tarde, probablemente fueron obligados a retroceder hacia el sureste, dejando atrás a los huastecos. Su separación de los mayas ocurrió antes de que éstos desarrollaran su gran civilización. Así que, a través de los siglos, los huastecos vivieron en relativo aislamiento, aunque tuvieron contacto con los chichimecas nómadas del norte y con pueblos civilizados del sur.


Centro de Veracruz

El área que actualmente conocemos como el Tajín tiende a ser asociado a los totonacos, sin embargo aún no es posible demostrarlo y el tema sigue en discusión (Ladrón de Guevara, 2020). El Tajín floreció durante el clásico tardío, cuanta con 17 juegos de pelota, plazas y templos. Así como un edificio que destaca por sus 365 nichos, los días del ciclo solar, del mismo se encuentran Cempoala, Mozomboa, y Quiahuiztlán. En el caso de Cempoala se cuentan con crónicas de la presencia Totonaca en el sitio, esta sería mucho más reciente.

Quiahuiztlán es un sitio elevado como "Cerro de los metates" frente a la playa de Villa Rica, en el se construyeron tumbas mausoleo y un juego de pelota. Cempoala cuenta con doce sistemas amurallados y se sabe que fue habitado por totonacas durante el posclásico.

Del centro de Veracruz destaca la cerámica de pastas finas, figurillas de animales, sellos y figurillas llamadas caritas sonrientes


Mexicas

Aunque es frecuente encontrar que a los miembros de esta cultura se les dé el nombre de aztecas, lo cierto es que es más correcto llamarlos mexicas. La primera denominación deriva de Aztlan, el lugar de origen del grupo, al parecer situado al noroeste de Mesoamérica. 

En la época prehispánica era común que los miembros de una sociedad recibieran su nombre de acuerdo al del lugar en que vivían. Es por ello que, una vez que fundan en hacia 1325 d.C. su capital México-Tenochtitlan, deciden llamarse a sí mismos mexicas o tenochcas. Los de la ciudad gemela de Mexico-Tlatelolco se identificarían como tlatelolcas.

Los mexicas fueron la sociedad que dominaba la mayor parte del territorio mesoamericano al momento de la conquista española. Para entonces –a pesar de una historia relativamente corta (de aproximadamente 350 años: entre 1150 y 1521 d.C.), en comparación con el largo tiempo en que se desarrollaron otras culturas en la región–, no sólo habían fundado y llevado a su apogeo dos grandes ciudades, sino que habían logrado establecer su dominio, por la fuerza de las armas, sobre la mayoría de los pueblos de la época. 

Como las sociedades que la precedieron, la mexica estaba conformada por varios grupos: campesinos, artesanos, comerciantes, guerreros, sacerdotes y gobernantes, en gran medida unidos por un origen y una cultura comunes, en la que la religión jugaba un papel fundamental. Además de un estilo arquitectónico característico, fundado en sus creencias religiosas, la expresión artística más conocida de la cultura mexica la constituyen las esculturas en piedra dedicadas a representar ya sea a sus dioses u otros aspectos de su rica y complicada cosmovisión religiosa, en mucho alimentada por la de culturas anteriores e incluso por la de los propios pueblos conquistados.

Culturas de Occidente

De las culturas de occidente sabemos que los chichimecas, junto con los pobladores de Pátzcuaro durante el posclásico, formaron el reino Tarasco (nombrado así por los españoles), estableciendo una alianza con los pueblos de Michoacán, Guerrero, Colima, Jalisco y Guanajuato. La arquitectura muestra vínculos con las culturas del centro de Mesoamérica, su cerámica es muy decorada y contaban con herramientas de cobre y bronce.

Fuente: Arqueología Mexicana